Por José Rafael Díaz Hernández en InfoPuertos
El anuncio del nuevo gobierno de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de multitud de productos, ha puesto en alerta a los mercados. La hoja de ruta fija incluso un arancel del 25% sobre productos de Canadá y México, que hasta ahora habían formado parte de la alianza USMCA, (Tratado de cooperación entre EE.UU.-México-Canadá), muestra de la política y núcleo duro comercial de la administración Biden. Esta decisión supone un auténtico mazazo para muchas empresas que implantaron sus fábricas en estos dos países, para abastecer al mercado americano con mayor facilidad y en ocasiones portando incluso la etiqueta de “made in EE.UU”, debido al trasvase continuo de materias primas y productos manufacturados entre los tres estados.
A los productos chinos se les impondrá un arancel del 60%. Y las consecuencias de esta vorágine no se han hecho esperar. Volkswagen ha vendido su planta china en Xinjiang, citando razones económicas. Pero la marca también ha cerrado fábricas en Alemania con decenas de miles de empleos.
Europa no atraviesa un buen momento, cuando la locomotora alemana no está afinada y Francia equipara su deuda a la de Grecia y ahora se suma la nueva política comercial estadounidense.
La misma Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo ha instado a Europa a comprar productos a EE.UU. como gas natural licuado y equipos de defensa buscando una mayor y mejor cooperación con la nueva administración Trump. “Mejor negociar, que tomar represalias”, con un gobierno que amenaza con aranceles del 20%. Lagarde también advirtió que una «guerra comercial en general» no era «en interés de nadie» y conduciría a «una reducción global del PIB».
La victoria de Trump ha suscitado preocupaciones entre los gobiernos nacionales y los funcionarios en Bruselas, que temen que los aranceles eliminen el gran superávit comercial de la UE con los Estados Unidos y estimulen a los fabricantes a trasladar la producción. En cualquier caso, Lagarde, en la misma línea que su predecesor, Mario Draghi, la UE necesita tomar medidas drásticas para recuperar su competitividad económica.
Si los productos chinos no pueden entrar en EE.UU, como hasta ahora a través de México o directamente, estos se orientarán hacia otros mercados como el europeo con dumping de productos a bajo precio. Y este flujo de mercancías aumentaría la presión con el país asiático, sobre todo en un momento de debilidad económica europea.
Lo que trato de explicar, es que asistimos a un severo y contundente “reenrutamiento” de enormes volúmenes de carga, debido a la aplicación de todas las medidas descritas. Unas veces para relocalizar fábricas y producciones. Ello conlleva también cambios en los orígenes y destinos de las materias primas. Otras, para orientar productos a nuevos mercados. Una tercera razón, consistiría, en la búsqueda de rutas alternativas, trasladando los productos a terceros países, afines con las nuevas políticas arancelarias, intentando introducirlos de nuevo en las mismas cadenas de consumo. Las nuevas posturas ante el intercambio comercial y cooperación entre estados, están provocando un reinicio global.
De manera inmediata se activará la flota global de portacontenedores para poder dar respuesta a todo este flujo de mercancías. Y debe hacerlo con rapidez para dar respuesta y solución a los exportadores y a la salida de stocks, que pueden convertirse en un problema para la saturación de las grandes zonas logísticas. El “reenrutamiento” masivo, dispará los tráficos en nuevos enclaves, en detrimento de otros. Y todo el peso de la cadena de suministro se desplazará.
Los analistas de Goldman Sachs ya han advertido sobre estos movimientos y predicen incluso un incremento del PIB estadounidense, no así para la UE.
Frente a estos cambios, las navieras han comenzado a fortalecer sus alianzas para mantener la competitividad y asegurar la capacidad de carga, ante el aluvión que se aproxima. Todo tendrá sus correspondientes efectos en las tarifas y disponibilidad de servicios. La cadena de suministro global se prepara ya, para no llegar tarde al futuro.
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